Pues si, que penita. Se acaba el verano, llega el otoño con su olor a hojas pochas. Yo en el fondo lo agradezco, no me gusta el calor asqueroso que hace en Agosto y salir a la calle y darte la sensación de que estás en una película del oeste, primero porque no hay ni Dios en la calle y en cualquier momento te aparece un matojo de esos y segundo porque si miras el asfalto se ve como difuminado. No se como se llama ese efecto y no me apetece mirarlo en el Google.
Lo mejor del final del verano, a parte de la canción del Dúo dinámico, son las series. Empiezan un montón de series nuevas y siguen las anteriores. A veces no tenemos suerte y empiezan cosas como Cheers, pero que le vamos a hacer, no se puede tener todo. Los fans de Águila Roja ya tienen al torso de David Janer a pleno rendimiento y los de La República estamos esperando ferviertemente. Ay que ver, cómo mola la TVE1. También empieza Isabel, sobre la Católica, espero verla aunque la Jenny no me emociona especialmente, pero todo lo que tenga tufillo histórico a mi me gusta. Este año además pienso ver toda la telebasura que pueda (he hecho una promesa) así que veré Embarazada a los 16 y Jersey Shore, más de ahí no se si podré superarlo y no acabar en posición fetal en el suelo diciendo no, no, no...
El otro día empecé a ver Falling Skies y aunque salen bichos chungos y a mi eso me emociona, no se... no me convence mucho, cuando haya visto más capítulos os diré. Mientras espero como una colegiala enamorada la segunda temporada y la tercera de Walking Dead y The Mistfits respectivamente. Ya escribí sobre los Mistfits, la mejor serie del mundo mundial (después de Lost).
Visto así (ya os digo, omitiendo lo de Cheers) el final del verano no es tan malo, siempre puedes empezar un coleccionable y hacer 3 fascículos hasta que empiece a ser cara. Yo una vez hice el del cuerpo humano y me quedé por los intestinos, al año siguiente sacaron uno más profesional con una mujer embarazada, pero yo estaba muy dolida y no la retomé.
